
Aragón es tierra de contrastes, y sus vinos reflejan con fidelidad su paisaje variado, su historia milenaria y su pasión por el buen hacer. Si estás buscando adentrarte en el mundo de los vinos aragoneses con Denominación de Origen Protegida (DOP), esta guía es para ti.
A través de sus regiones vitivinícolas más emblemáticas (Cariñena, Campo de Borja, Somontano, Calatayud, Aylés, Urbezo y la zona de Cava) descubrirás el alma líquida de una tierra que vibra entre tradición e innovación, contada tanto por sus características como por la voz de quienes la cultivan y la disfrutan.
Cariñena: la cuna del vino aragonés
La Denominación de Origen Cariñena es la más antigua de Aragón y una de las históricas de España. Situada entre Zaragoza y el Sistema Ibérico, esta zona se caracteriza por su clima continental extremo y sus suelos pedregosos, lo que favorece una uva de gran concentración.
Los vinos de Cariñena son potentes, cálidos y con cuerpo. Las variedades más destacadas son Garnacha, Tempranillo y Cariñena (o Mazuelo), aunque también se elaboran blancos de buena frescura. Los tintos suelen tener notas de fruta madura, especias y una tanicidad que aporta estructura y longevidad. Su estilo ha evolucionado en las últimas décadas hacia una expresión más afinada y elegante, sin perder su esencia robusta.
“Aquí el vino se bebe con respeto. Es fuerte, de carácter, como la gente de nuestra tierra”, nos dicen mujeres consultadas en el buscador de contactos Zaragoza 69.
Campo de Borja: el imperio de la garnacha
Ubicada al oeste de Zaragoza, Campo de Borja ha sido bautizada como “el imperio de la Garnacha” por su altísima calidad y volumen de producción de esta variedad. Las viñas viejas, muchas con más de 30 años, dan lugar a vinos de gran intensidad aromática, fruta roja jugosa y taninos dulces.
El clima es seco y ventoso, ideal para preservar la sanidad de la uva. Sus vinos tintos destacan por su redondez y accesibilidad, perfectos para el consumidor moderno. Los rosados, elaborados también con Garnacha, son frescos y expresivos.
“Nuestros vinos son sinceros y alegres, como nuestras fiestas. A nadie le amarga un Campo de Borja bien servido”, aseguran enólogas consultadas en el buscador de citas Zaragoza 69.
Somontano: elegancia al pie de los Pirineos
La DOP Somontano se encuentra en la provincia de Huesca, al abrigo de los Pirineos. Es una de las zonas más innovadoras de Aragón, abierta a variedades internacionales como Cabernet Sauvignon, Merlot, Chardonnay o Gewürztraminer, además de conservar las autóctonas como la Moristel o la Parraleta.
El terroir montañoso y el clima más fresco permiten una elaboración de vinos equilibrados, aromáticos y con gran capacidad de guarda. Los blancos son especialmente reconocidos por su finura y perfil floral, y los tintos por su complejidad.
“Aquí el vino es cultura y modernidad. Sabemos de dónde venimos, pero también hacia dónde vamos”, expresa una sumiller de Barbastro consultada en el buscador de contactos Zaragoza 69.
Calatayud: la fuerza del viñedo de altura
Situada en el suroeste de Zaragoza, Calatayud es una DOP marcada por su altitud, con viñedos que pueden superar los 1.000 metros. Estas condiciones extremas, unidas a suelos pizarrosos y arcillosos, dan lugar a vinos de gran concentración, frescura y mineralidad.
La Garnacha vuelve a ser protagonista, aunque con un perfil más profundo y vibrante. Son vinos tintos potentes, estructurados y con una acidez notable que equilibra su intensidad. También se elaboran rosados de marcada personalidad.
“Nuestros vinos tienen alma de montaña. Son intensos, pero nobles. Aquí se respeta la vid porque cuesta mucho sacarla adelante”, comenta un pequeño productor de Maluenda.
Aylés: la joya privada con sello de pago
La Denominación de Origen Protegida Aylés es especial: es la única Vino de Pago en Aragón, una categoría que reconoce la excelencia de un viñedo individual con condiciones únicas. Situada cerca de Zaragoza, combina tradición y modernidad con prácticas sostenibles.
Los vinos de Aylés son de producción limitada y se caracterizan por su armonía, profundidad y complejidad, con crianzas bien integradas y un estilo más internacional. Se elaboran tintos principalmente con Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot, además de blancos muy expresivos.
“Lo nuestro es vino con alma. Pocas botellas, pero mucho corazón”, señala una trabajadora de la bodega con orgullo.
Urbezo: expresión ecológica y contemporánea
Ubicada también en el entorno de Cariñena, Urbezo ha apostado por la viticultura ecológica y la innovación. Aunque no es una DOP al uso, está incluida en los registros de calidad diferenciada y sus vinos están reconocidos como parte del patrimonio vinícola aragonés.
La filosofía de Urbezo se basa en respetar al máximo el medioambiente y expresar la tipicidad del terruño con técnicas modernas. Sus vinos tienen un perfil contemporáneo, con fruta limpia, frescura y equilibrio, tanto en sus tintos como en blancos y espumosos.
“Urbezo es distinto. Aquí cuidamos cada racimo como si fuera arte”, dice un joven enólogo de la zona.
Cava: burbujas con acento aragonés
Aunque el Cava se asocia tradicionalmente a Cataluña, Aragón forma parte de las zonas autorizadas para su producción bajo la DOP Cava, principalmente en el área de Zaragoza. Los cavas aragoneses son menos conocidos, pero cada vez más valorados por su calidad y personalidad.
Con métodos tradicionales y largas crianzas, se obtienen espumosos de burbuja fina, notas de panadería, buena acidez y una boca cremosa. Se elaboran principalmente con Macabeo y Chardonnay, y su creciente reconocimiento está impulsando nuevas bodegas en esta categoría.
“Muchos se sorprenden al saber que en Aragón hay cava… y aún más cuando lo prueban”, comenta entre risas una camarera de La Almunia.